Hola me
llamo Ernesto, tengo 32 años, mido un metro ochenta y cinco, tengo el pelo
castaño, los ojos color miel y un cuerpo musculoso porque me gusta ir al Gym.
Tengo
que decir que antes de esta experiencia nunca había tenido sexo con otro
hombre, me considero totalmente hetero pero llevaba mucho tiempo sin una buena
follada y estaba realmente cachondo.
Soy el
encargado de una empresa de modelaje, tanto masculina como femenina, y tenemos
abierto un casting para captar caras nuevas.
Todo
empezó el miércoles por la mañana cuando este chico entre por la puerta de mi
despacho para hacer la entrevista.
- Hola
bueno días – dijo educadamente.
- Hola
siéntate por favor – respondí - ¿Eres Erick verdad?
- Si –
respondió.
Se
notaba que estaba nervioso, era un chico de estatura media, guapete, con el
pelo castaño y los ojos marrones. Parecía tener buen cuerpo pero no daba el
perfil que estábamos buscando en ese momento.
-¿Has rellenado
la ficha con tus características? – Pregunté mientras él me pasaba un folio con
todas sus medidas – Esto está muy bien Erick, pero por lo que pone aquí solo
tienes 17 años y no trabajamos con menores de edad – dije mientras me ponía en
pie y me acercaba a él. – Pero cuando tengas 18 ven otra vez porque estaremos
encantados de hacerte otra prueba.
Erick
se puso de pie y se acerco a mí.
-
Cumplo los 18 dentro de muy poco tiempo, hágame la prueba por favor - dijo mientras ponía una mano sobre mi paquete.
- ¿Qué
haces chaval? – Dije apartándole de mí – Vete ahora mismo de aquí.
Pero en
vez de irse se quedo mirándome el paquete, fue entonces cuando me di cuenta que
tenia la polla dura y que se marcaba perfectamente sobre mis pantalones.
Hace mucho tiempo que no echas un polbo, está
claro que este tío me ha puesto como una moto y solo me ha tocado un segundo
¿Qué pierdo por probar a follarme un tío? Pensé.
Erick
volvió a acercarse a mí, pero esta vez no me toco el paquete, esta vez me dio
un beso, un beso que yo le correspondí. Al principio me sentí un poco incomodo
pero después de dos besos empecé a sentirme tan a gusto que para cuando quise
darme cuenta Erick ya me avía descamisado y desabrochado el pantalón.
Me
sorprendía lo cómodo y cachondo que estaba así que decidí dar un paso adelante
y dejar a Erick con el torso descubierto. El chico no estaba nada mal, aunque
en general era más pequeño que yo se notaba que se cuidaba, tenía unos
pectorales trabajados y unos abdominales bien definidos.
Seguimos
desnudándonos poco a poco, se notaba que él estaba igual de cachondo pero
también parecía algo nervioso ¿También sería su primera vez con otro hombre? ¿O
sería su primera vez? No quise preguntarle porque todo iba muy bien.
El ya
estaba en bóxers y se le marcaba una buena polla, yo me quite los pantalones y
como no uso ropa interior mi erección quedo al descubierto en su totalidad.
- Ostia
que pollón tiene – dijo mientras me miraba la polla - ¿Puedo probarla?
-
Claro, chupa todo lo que quieras – conteste mientras el bajaba y se metía mi
polla en la boca.
Aunque
mi polla no mide más de 17cm es muy gorda, era tan gorda que apenas entraba en
la boquita de Erick. Él empezó a chupar de arriba abajo como si fuese un polo,
le encantaba jugar con mis pelotas mientras se comía con ansia todo mi rabo.
- Que
bien lo haces chico – dije mientras le agarraba la cabeza con el pelo.
-
Gracias señor – respondió mientras seguía chupando.
- ¿Me
dejarías romperte el culo? – pregunté.
El
tardo un rato en responder por lo que supuse que diría que no.
- Vale – respondió.
Yo estaba flipando, me apetecía
mucho meter la polla en un agujero calentito pero ¿realmente quería hacerlo con
otro hombre? Él se acercó a un sofá que había en mi despacho, se quito los
bóxer y por fin le pude ver totalmente desnudo. Tenía un rabo de unos 15cm y
bastante más fino que el mío, estaba totalmente depilado lo que le hacía
parecer un niño pequeño. Todas mis dudas se disiparon cuando se subió a cuatro
patas encima del sofá y puso su culo en mi dirección. Era un culo perfecto,
pequeñito y totalmente pelado.
Ya no
tenía dudas, quería follármelo así que me dirigí al sofá y empecé a comerle el
ano. Estaba muy caliente y le palpitando con ganas, como si estuviera pidiendo
rabo.
- Ohh
señor, que bien, me encanta – dijo entre gemidos.
- Tienes
un culo muy rico – conteste sin dejar de chupar – voy a pegarte la pedazo
follada.
- Uf
estoy deseándolo, pero hágalo con cuidado – pidió – nunca me han follado.
Entonces
yo estaba en lo cierto, o nunca había estado con otro hombre o era virgen.
Saber eso que mi rabo sería el primero en entrar en ese culito me puso mucho
más cachondo así que no me entretuve mucho más chupándolo y me prepare para
metérsela.
Puse mi
polla entre sus nalgas, la restregué y me moví como si ya le estuviera
follando.
-Métamela
ya por favor – suplicó.
Se
notaba que estaba deseando que lo follara, movía el culo como una perra en
busca de mi rabo. Agarre mi polla con una mano y con la otra le sujete para que se estuviera quieto, acerque mi polla a su ano y fui introduciéndosela poco a
poco.
-Que
culito más prieto tienes chaval – dije mientras seguía metiéndosela. Él no
decía nada solo gemía.
Con la
polla dentro le agarre y le lleve a la ventana de mi despacho, hice que se
apoyara en el saliente de la ventana y yo me quede de pie. Ahora podría
follármelo mucho mejor, continué despacio durante un rato hasta
que note que el momento de la corrida estaba cercano.
Empecé
a follármelo mucho más rápido y fuerte, él no paraba de gemir, su cara me decía
que aunque le dolía le estaba encantando y eso me gustaba.
Seguí
follándomelo un rato contra el cristal de la ventana mientras veíamos como
pasaban los peatones por la calle hasta que no pude aguantarme más y con unas
fuertes sacudidas me corría dentro de él.
- Que
culito más tragón tienes – dije mientras sacaba mi polla.
- A
estado muy bien señor – dijo - ¿me ara la prueba para el trabajo? – Preguntó
mientras se limpiaba mi corrida de su culo.
No
sabía que responder, no me había dado cuenta de que la única razón por la que
el chico había dejado que lo follase era conseguir el trabajo ¿Cómo podía haber
sido tan tonto?
-Si –
contesté.
No
podía arriesgarme a que contara lo sucedido así que termine haciéndole la
prueba y contratándolo. No me quejo de la experiencia, la verdad que me gustó
mucho y estoy deseando repetirlo con más gente.
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