Hola me
llamo Julián y tengo 26 años. Soy entrenador personal en un gimnasio pequeño de
un barrio de Bilbao (España). Soy moreno con los ojos marrones, mido 180 cm y
mi cuerpo es musculoso por mi trabajo y afición al Gym. Tengo una polla bien
rica de unos 18 cm y los huevos rasurados.
Mi
historia comienza cuando conocí a Diego en el gimnasio. Media casi lo mismo que
yo, también era moreno pero tenía los ojos negros, se notaba que no necesitaba
ayuda para entrenar porque tenía un cuerpo muy musculado pero me acerque a él
para presentarme y enseñarle las instalaciones.
- Hola
buenos días, soy Julián el entrenador de la sala – Me presente ofreciéndole mi
mano.
- Hola
Julián, yo soy Diego y quería información sobre vuestros precios y servicios –
Respondió estrechándomela.
- ¿Tú
no eres de aquí no? – pregunte al notar un acento diferente en su forma de
hablar.
- No,
soy de Cádiz – Contestó.
Le
enseñe la sala de entrenamiento y cuando le comente los precios que teníamos no
dudó en rellenar la ficha de inscripción y en pagar la matrícula.
- Oye
Diego ¿porque te has mudado a Bilbao? – pregunté mientras guardaba su ficha con
las del resto de socios.
- Mis
jefes me han trasladado a las oficinas de Abando – respondió con un poco de
pena.
- ¿Y
conoces a alguien en la zona?
- Bueno
ahora a ti – dijo riéndose.
- Pues
si quieres yo termino de trabajar en una hora ¿Por qué no pruebas las maquinas
y cuando termine nos vamos a tomar algo? – Le propuse sin pensar en que nos
acabábamos de conocer ya que no me gusta ver a la gente sola.
El
aceptó mi invitación y se puso a entrenar mientras yo terminaba mi jornada
laboral. Cuando terminé, los dos fuimos a los vestuarios a darnos una ducha y
ponernos ropa limpia. Fue la primera vez que lo vi totalmente desnudo y como ya
suponía tenía un cuerpo musculoso y una
polla de muy buen tamaño con los huevos rasurados igual que los míos y
un poco de bello en la base. Cuando aparte la mirada vi que él también me
estaba echando una mirada de arriba abajo pero no le di importancia porque el
que diga que no mira en los vestuarios para comparar miente.
Nos
vestimos y fuimos a un bar que hay al lado de mi casa, nos pedimos unas birras
y empezamos hablar de varios temas sin importancia hasta que ya con unas copas
de más empezamos hablar de temas interesantes.
- Bueno
y ¿en Cádiz no tienes novia? – pregunté con curiosidad.
- Si,
pero la distancia me parece que va hacer que lo dejemos, necesito contacto –
respondió riéndose - ¿Y tú tienes novia?
- Desde
hace un par de años – respondí – pero si tanto contacto dices que necesitas
cuenta conmigo para irnos a buscar zorritas – dije con una sonrisa picara.
- Esta
bien saberlo, lo tendré en cuenta ¿pero tu novia no se enfadara?
- No se
entera, le puesto los cuernos un montón de veces – dije mientras sin saber porque
echaba un vistazo a su paquete, que por cierto estaba muy marcado en los
vaqueros.
El se
debió de dar cuenta que lo miraba porque nada más levantar la vista dijo
- Joder
tío, no sé si serán las birras de más que nos hemos tomado o la conversación pero
se me está poniendo dura – comento sin cortarse un pelo.
- jaja
– reí – Ya veo tío, la verdad es que yo también estoy poniéndome un poco burro
– dije mientras me sobaba el paquete.
- Bueno
pues mejor cambiamos de tema a no ser que quieras terminar empotrado contra la
mesa – dijo mientras se reía.
- Que
cebado eres macho – dije también entre risas.
-
¿Alguna vez has tenido algo con otro hombre? – preguntó.
- Que
va, bueno cuando era un chaval me pajeaba con mis colegas, hacíamos
competiciones para ver quien se corría antes – respondí entre cortado y curioso
por saber a donde quería llegar Diego - ¿y tú?
- Pues
siendo sincero yo tengo un colega en Cádiz con el que alguna vez sí que me
pajeado, una vez incluso nos la llegamos a comer el uno al otro – Comentó.
- Ostia
– dije impactado - ¿Y cómo es que te la coma otro tío?
- Pues
mi experiencia me dice que la comemos mejor que las tías, pero para salir de
dudas deberías probarlo – dijo mirándome el paquete.
- Bueno
bueno vamos a dejar el temita – me apresure a decir porque me estaba poniendo
realmente cachondo - Te invito a cenar a casa tío, vamos a por unas pizzas –
propuse y el acepto mi invitación otra vez.
El
camino a casa fue muy tranquilo, se notaba que los dos estábamos algo borrachos
por la cantidad de birras que nos aviamos tomado y calientes por la
conversación que aviamos mantenido pero no volvimos a mencionar el tema.
Cenamos
viendo una peli y hablando descubrimos que a los dos nos gustaba mucho el cine.
Cuando la peli termino decidí enseñar a Diego la colección de películas que
tenía en el ordenador.
- Tienes
pelis muy guapas tío, sobretodo estas de aquí – señalo a las películas porno
que me avía descargado hacia unos días.
- No me
acordaba de que tenia eso ahí – dije muerto de la vergüenza.
- ¿Nos
vemos una? – dijo Diego, y sin esperar respuesta empezó a reproducir una de
ellas.
La peli
era una entrevista de trabajo con una rubia tetona que terminaba fallándose al
entrevistador, que tenía un pollón de al menos 21 cm, para conseguir el puesto
de trabajo.
- ¿Te
importa que me la saque? – pregunto Diego con cara de excitación.
- No,
yo también quiero dejarla libre tío – respondí mientras me desabrochaba los
pantalones.
Mientras
veíamos la peli no podía evitar echar una ojeada a la polla de Diego.
-¿Te
gusta mi polla o qué? – preguntó. Parecía que se había dado cuenta y yo no pude
evitar ponerme nervioso – Tranquilo hombre es normal, tu también tienes una
buena polla.
-
Gracias – dije y acto seguido sin poder creérmelo tenía la mano de diego agarrando
mi polla.
Me
ponía muchísimo ver cómo me estaba pajeando otro tío y me pareció una suerte
que él no quisiera que yo le hiciera lo mismo.
- ¿Qué
te parece si nos dejamos de tonterías y echamos un polvo como dios manda? –
preguntó, y una vez más sin esperar contestación se empezó a desnudar.
Entre
las dudas y los nervios no logre articular ninguna palabra y antes de que me
pudiera dar cuenta Diego ya estaba tirado encima de la cama de mi dormitorio. Decidí
que llegados a ese punto tenía que probar lo que era tener sexo con otro hombre
así que termine de desnudarme y me acerque a la cama.
- Ponte
de pie – me ordeno y yo obedecí.
- ¿Qué
vas hacer? – pregunté.
Pero no
hizo falta que me respondiera, en cuanto me puse de pie encima de la cama él se
incorporo y empezó a chuparme la polla como lo haría una autentica profesional.
Hacia el movimiento perfecto, le gustaba chuparme la punta y eso me encantaba,
era capaz de tragársela entera aunque le provocara unas arcadas que hacían que
yo me excitase mas. Mientras me chupaba la polla no dejaba de sobarme el culo,
me lo apretaba y masajeaba, rozaba mi ano con sus dedos y eso me estaba
excitando demasiado.
-
Diego, para que al final me corro – le dije mientras me alejaba un poco.
- Vale,
te toca tío – dijo incorporándose.
Yo me
agache sin pensarlo mucho porque estaba muy excitado y aunque nunca había
chupado una polla antes no pude evitar mirar el rabo de Diego con deseo y
empecé a chupárselo. Primero lo hice despacio, empecé por la punta y poco a
poco iba metiéndomela mas asta el fondo. Diego tenía la polla durísima y
ardiendo, la experiencia de comerme un rabo me estaba gustando más de lo que me
hubiera imaginado y poco a poco fue aumentando la velocidad de mi mamada
mientras Diego gemía cada vez más fuerte.
- No me
creo que nunca hayas chupado una polla antes – dijo entre gemidos – que bien lo
haces.
Yo no
le conteste, seguí comiéndole el rabo más enérgicamente asta q me empujó hacia
atrás y me levanto las piernas.
- ¿Qué
haces? – pregunté.
- ¿A ti
que te parece tío? Voy a romperte el culo – respondió y acto seguido me escupió
en el año y empezó a meter un dedo.
- No sé
si quiero tío, ummm, para – supliqué pero el solo rió.
Pero
Diego no paró, siguió metiendo más dedos. Ya me entraban tres dedos sin ningún
esfuerzo y aunque me dolía también sentía mucho placer.
- Joder
cabrón que culo mas tragón tienes, estoy deseando fallármelo ¿Estás listo?
- Si,
fóllame – respondí con miedo a lo que me venía.
Entonces
Diego escupió en mi culo y acerco la punta de su polla, estaba muy nervioso ese
pollón iba hacerme daño pero quería que me la metiese. Jugueteo un poco con su
polla en mi ano pero no tardo mucho en metérmela. Pensaba que al no haber hecho
eso antes tendría consideración e iría despacio al principio pero él no pensó
lo mismo. Me rompió en dos, empezó a follarme a lo bestia sin hacer caso de mis
gritos de dolor aunque también de placer. Me tenía abierto de piernas boca
arriba fallándome sin parar mientras yo me masturbaba. Nunca había sentido nada
igual, aunque con cada sacudida Diego me rompía en dos cada vez me gustaba más.
- ¿Te
gusta?- le pregunté ya que el no decía nada.
- Sí,
claro que me gusta, tienes un culo muy rico – respondió – ¿Y a ti te gusta?
- Me
encanta tío, quiero que me des más fuerte - Fue dicho y hecho, Diego empezó a
follarme brutalmente.
Estuvo
un buen rato sin parar y de repente note que unos chorros calientes, uno detrás
de otro, me inundaban por dentro. El cabrón se había corrido sin avisarme pero
no me importó, yo también quería correrme así que le tumbe encima de la cama y
le puse la polla en la boca.
-
Chúpame la polla tío que estoy a punto de correrme – le dije aunque antes de
terminar de decírselo ya tenía mi rabo en su boca.
No
tarde mucho en correrme y llenarle la cara de leche porque el tío la chupaba de
lujo.
Cuando
terminamos Diego se vistió y se marchó. La despedida había sido muy fría,
apenas hablamos mientras que se vestía pero pensé que ya tendríamos oportunidad
de hablarlo cualquier día en el gimnasio.
Al día
siguiente Diego no apareció por el gimnasio y ningún otro día. Yo no he vuelto
a tener sexo con ningún hombre y no creo que lo tenga otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario